1. ¿Qué diferencias hay entre la manera de actuar tradicional respecto a un adicto a rehabilitar y las nuevas que propone INEA?
Tradicionalmente se ha actuado desde un enfoque médico lineal según el cual sobre quien recaía toda la intervención era sobre el adicto. De esta manera se hacía al paciente responsable directo de su recuperación, proponiendo tratamientos farmacológicos que facilitaran la desintoxicación y seguimientos terapéuticos individualizados. La familia tan sólo participaba como responsable de la administración de fármacos o como acompañantes del sujeto, y sobre ellos recaía la contención de situaciones de crisis y la vigilancia para garantizar la prevención de las recaídas. Se sometía así a las familias a una participación escasa en las que apenas cabía
2. ¿Cuál es la clave de vuestro éxito?
No buscamos el éxito sino poder servir de guías para que tanto el adicto como su familia logren el bienestar que desean. Tratamos de transformar los sentimientos de culpa y vergüenza en motores de cambio y sobre todo trabajamos desde la aceptación y el compromiso con el paciente y con su familia.
3. ¿Qué papel juega la familia a lo largo de todo el proceso?
La familia es nuestro principal objetivo porque no entendemos un tratamiento de adicción en el que no contemos con su participación activa. La adicción forma parte de la historia de esa familia y para poder transformarla necesitamos contar con sus miembros como auténticos agentes de cambio. Son muchos los estudios que avalan la eficacia de las intervenciones familiares en el tratamiento de las adicciones y desde nuestro enfoque sistémico tratamos de servirnos de estos modelos para mejorar los resultados que podamos alcanzar.
Realizamos terapias individuales porque el sujeto necesita su propio espacio de cambio, pero también desarrollamos terapias familiares para movilizar elementos relacionales que permitan que se produzcan cambios aún más profundos. Como decía Cancrini, es en la familia y en el adicto donde está instalado el sufrimiento, pero también donde reside la posibilidad del cambio.
4. ¿Cómo son los terapeutas de INEA?
Nos avala nuestra profesionalidad y nuestra larga experiencia, tratamos de estar en continuo proceso de formación, pero sobre todo buscamos la cercanía a las personas, tenemos vocación y tratamos de aproximarnos a la singularidad de cada familia y de cada adicto para ofrecerles la mejor orientación y nuestras mejores herramientas terapéuticas.
5. ¿Cómo es la toma de contacto inicial entre el adicto y el terapeuta?
El primer contacto es importante en el proceso terapéutico. Desde el enfoque motivacional, buscamos estimular el cambio en el sujeto favoreciendo su participación en el proceso desde el primer momento. Para ello tratamos de ser accesibles y facilitamos que ese primer contacto sea lo más temprano posible, posibilitando la asistencia en el domicilio si es necesario.
6. ¿Qué miedos surgen a lo largo del proceso en el adicto?
Si tomamos como ejemplo una adicción de larga evolución, enfrentarse al cambio es enfrentarse también a muchos años en los que posiblemente se hayan producido muchas pérdidas (familiares, amigos, trabajo…), de manera que tomar conciencia de ello puede producir en el sujeto un profundo sufrimiento de duelo, experimentando emociones de culpa y vergüenza que a veces pueden dificultar el cambio. También la familia se enfrenta al reconocimiento de situaciones vividas en las que tanto el adicto como la familia han experimentado dificultades que si no logran resolverse pueden bloquear el proceso (agresiones, violencia verbal, robos, abandonos, mentiras…). Es por todo esto por lo que nuestra intervención debe cuidar cada momento para que estas vivencias no impidan el cambio.
7. ¿Existe una reeducación del individuo?
Si por reeducar entendemos cambiar hábitos por otros saludables y aprender estrategias de manejo de emociones y resolución de conflictos, no cabe duda de que es necesario que se proponga dicha reeducación.
8. ¿Cuánto tiempo necesita una adicto para recuperarse?
Es muy difícil hablar de tiempos porque cada sujeto y cada familia tienen un proceso particular y diferente. La duración del tratamiento va a depender de muchos factores, tales como el grado de implicación tanto del propio sujeto como de la familia, la cronicidad de la historia de adicción, los elementos resilientes que podamos identificar, etc.
Muchos recursos terapéuticos proponen tiempos muy breves de tratamiento dando altas garantías de éxito. Sin embargo nuestra experiencia nos hace ser más prudentes porque sabemos que no es fácil transformar toda una historia de sufrimiento en una vida saludable.
9. ¿Cuáles son los pasos del proceso?
El primer paso es el logro de la movilización de la familia y del adicto a través de un proceso motivacional por el que se propicie la participación activa de todos. A veces el adicto acude bajo presión y, aun cuando puede ser una vía de acceso, debemos lograr transformarlo en una motivación propia ya que de lo contrario no lograremos avanzar y la familia se cargará de tensiones.
A partir de este primer momento, la evolución va a venir marcada por las circunstancias de cada caso ya que no siempre son necesarios procesos de desintoxicación que requieran apoyo farmacológico. En el caso de que sí lo necesitara, derivaremos a un médico especialista para que lo valore.
Los primeros movimientos van a estar dirigidos a la estabilización y a la prevención de las recaídas, pero una vez logrados estos objetivos y conociendo las dinámicas relacionales de la familia y del adicto, entramos en un proceso mucho más profundo y prolongado en el que tratamos de reconocer las raíces de la adicción para guiar a la familia y al adicto a su crecimiento y desarrollo vital.
10. ¿Qué tipo de terapias lleváis a cabo?
Realizamos intervenciones individuales, familiares y grupales. Nuestro enfoque es fundamentalmente relacional sistémico, pero estamos formadas en diferentes estrategias terapéuticas para ofrecer en cada caso aquella que mejor pueda facilitar el cambio del sujeto.
11. ¿La dependencia emocional se cura?
Hablar de “cura” en adicciones es emplear un término confuso. Si al decir que la adicción se cura queremos decir que la persona no vuelve a experimentar ninguna recaída a lo largo de toda su vida o que se olvida por completo de su adicción, deberíamos decir que la adicción no se cura. Sin embargo, preferimos identificar la “cura” con la adquisición de recursos personales y con el aprendizaje sobre sí mismo que necesita realizar el sujeto para lograr su cambio, de manera que logre una estabilidad emocional y familiar. La durabilidad va a depender de la responsabilidad que adquiera el sujeto sobre si mismo.
La dependencia emocional es una adicción compleja y tal vez de las más difíciles de abordar. Confundir la afectividad y el amor hacia la pareja con conductas de dependencia generan un profundo sufrimiento en el que el dependiente se siente atrapado. Las intervenciones deben desarrollarse desde la comprensión del conflicto y favoreciendo especialmente el crecimiento de la autoestima y la confianza en sí mismo del paciente.
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