Objetivos claros, eficacia y un itinerario de intervención.
Terapia individual
La psicoterapia individualizada se apoya en la relación que se crea entre el individuo y el profesional que le ofrece no sólo las herramientas necesarias para el cambio, sino un conocimiento mejor de sí mismo.
En un espacio de confianza, empatía, respeto y comprensión se crea la relación terapéutica en la que tanto el sujeto como el psicólogo se involucran en un trabajo en equipo orientado al cambio.
El objetivo no quedará limitado a la abstinencia, sino a una mejor comprensión de sí mismo, a la identificación de todos aquellos rasgos de personalidad que pudieran dificultar el logro de un vida saludable y satisfactoria, a la resolución de los conflictos consigo mismo y con los demás, en definitiva, al crecimiento personal que permita un estilo de vida libre de drogas y un mayor bienestar emocional.
Terapia familiar
La familia tiene un papel fundamental en el proceso terapéutico. De la mayoría de los estudios realizados en intervención terapéutica en adicciones se deduce que las terapias orientadas a mejorar las relaciones familiares de los adictos constituyen un componente crítico en los programas de tratamiento, por lo que es imprescindible incluir la terapia familiar.
Aun cuando el paciente no inicie el tratamiento, las familias pueden necesitar apoyo para poder movilizar el cambio en el adicto y lograr motivarlo, así como para poder afrontar las dificultades y la tensión familiar en la convivencia con éste.
La familia suele necesitar ayuda para entender y aceptar la enfermedad, lo que puede ser clave para el logro de los objetivos terapéuticos. Además se les ofrece un entorno en el que poder abordar las dificultades de comunicación, las carencias emocionales y la conflictividad relacional que suelen identificarse, logrando así ajustarse a los cambios que se producen a lo largo del proceso terapéutico.
En este proceso también se integrará a la pareja, trabajando con ésta para el logro de los cambios necesarios en la relación.

Terapia de grupo
La intervención grupal permite la participación activa del paciente fomentando la interacción con los demás, lo que implica un entrenamiento en habilidades sociales y un cambio de actitudes y comportamientos.
A través del trabajo en grupo se refuerzan actitudes positivas, se facilitan estrategias de resolución de conflictos, se aborda la prevención de la recaída y se trabaja en aspectos relacionales, enmarcados en un entorno que permite el refuerzo personal del cambio, la identificación del problema y el aprendizaje positivo.
Meditación y Mindfulness
Posiblemente uno de los mayores retos en la vida y aún más cuando desarrollamos una adicción es el devenir autoconsciente. La autoconsciencia nos arraiga en la profundidad de nuestra identidad, desde donde brotan acciones en mayor coherencia con nuestro propósito de vida. Ampliar la autoconsciencia permite a la persona “atrapada” en el bucle de la adicción a encontrar otras vías hacia horizontes de mayor amplitud y libertad. El cultivo de la atención plena y la presencia en la vida cotidiana es, en realidad, el reto de vivir despiertos, profundizando en la naturaleza de las cosas y comprendiendo que, así como la vida es cambio permanente, nosotros también estamos en transformación constante.
Esta comprensión libera, pues nos permite ver con claridad que una vida libre de adicciones no es una mera ilusión o un sueño imposible de realizar, sino una opción realista y a nuestro alcance. El despliegue de la mirada interna, así como de un estado de mayor presencia en la vida, nos permite ser conscientes de nuestros automatismos, al tiempo que nos vemos más libres de elegir respuestas y estrategias vitales que no necesariamente parten de los hábitos que hasta entonces nos han caracterizado.
Desde esta perspectiva, la práctica Mindfulness dista mucho de ser una mera técnica. Su esencia en realidad conlleva el despliegue de unas nuevas “gafas de ver la vida” por las que nos entrenamos para atestiguar aquello que está sucediendo, justo en el momento en el que está sucediendo, sin juicio y con aceptación plena.
Mindfulness es un entrenamiento que nos invita a detenernos para observar lo que está sucediendo en este instante. Tal atestiguación atenta permite darnos cuenta de la reacción automática justo en el momento en que se está desencadenando. De esta forma, nos vamos tornando progresivamente más conscientes de los estados de nuestra mente, así como de las tensiones y sensaciones que tales reacciones automáticas generan en nuestro cuerpo. Así, aprendemos a desarticular los hábitos y respuestas inconscientes, cambiándolos por elecciones más conscientes y, en último término, más constructivas.
Grupo de Profundización Psicoemocional
Cuando uno ya ha reconocido que tiene una adicción y que quiere superarla, el siguiente paso es el trabajo con nuestra propia sombra.
En la mente de la persona que está atrapada en una adicción suele existir la idea de que al dejar la sustancia tóxica o conducta que tanto le perjudica su problema estará resuelto. Sin embargo, los patrones mentales y emocionales desarrollados durante la adicción activa suelen seguir presentes. Por ello, el paso siguiente es detectar de qué forma la persona que ya no consume o desarrolla otro tipo de conductas adictivas, se sigue provocando sufrimiento, por qué sigue pasándolo mal, qué le sigue impulsando a consumir o a repetir la acción que alimenta su adicción…
Observando las carencias que arrastra el yo persona, e integrando aquellas partes de sí mismo rechazadas, consolidamos el proceso de recuperación y prevenimos recaídas. La adicción no es algo que aparezca de un día para otro: ésta se larva incluso desde años antes de que sea evidente.
Para comprender las raíces de la adicción, tendremos por tanto que contemplar y tener en cuenta la historia personal completa del adicto. De esta forma podremos comprender lo que conforma su actual circunstancia y el sentido que ésta tiene en su vida.
Acompañamiento 24 horas
Nuestro trabajo es de carácter ambulatorio lo que permite hacer compatible el tratamiento con la vida laboral y familiar del adicto. Estas condiciones pueden dificultar en algunos casos el logro de la abstinencia de manera inmediata pero nos permite intervenir en la realidad del sujeto, en su familia y en su entorno más cercano, por lo que los cambios que se van alcanzando son más estables y más ajustados a la vida real de cada individuo.
Para facilitar que los primeros pasos se vayan dando, ofrecemos un acompañamiento continuo de 24 horas, de manera que en cualquier momento el adicto cuenta con la proximidad de su terapeuta. En situaciones de crisis o en momentos en los que el adicto se vea en riesgo de consumo, la intervención del terapeuta puede ayudar a resolver de manera satisfactoria esa crisis o a parar el deseo de consumo y evitar una recaída. Este acompañamiento respeta siempre al adicto, evitando en todo momento que pueda convertirse en un sistema de vigilancia o de control ya que lo que pretendemos es que la persona se sienta apoyada y acompañada.
Intervención familiar
En muchas ocasiones es la familia la que formula la demanda de intervención terapéutica al sentirse impotentes ante la adicción de uno de sus miembros. Y es también muy frecuente que el propio adicto niegue la situación de consumo y las consecuencias de ello, atribuyendo a la familia la conflictividad que pueda haber en la convivencia. En estos casos no podemos posicionarnos frente al adicto confrontándolo porque tan sólo lograríamos reforzar su negación y alejarlo tanto de la familia como de la terapia. Es aquí donde la intervención debe dirigirse a la familia con la que trabajaríamos para lograr llegar hasta el adicto y romper su negación, buscando la aceptación de la realidad de las consecuencias del consumo y tratando de lograr que sea el propio adicto quien formule su demanda de tratamiento.A lo largo del proceso de intervención familiar también nos ocupamos de la salud emocional de la familia, ayudándoles a reducir los miedos y el sufrimiento que puedan tener y ofreciéndoles recursos para cuidarse de sí mismos mientras se trabaja con la ruptura de la negación del adicto.