Las anfetaminas son un tipo de estimulante del sistema nervioso central. Se utilizan comúnmente en el tratamiento de trastornos como el trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) y la narcolepsia. Las anfetaminas funcionan aumentando la liberación de neurotransmisores como la dopamina y la norepinefrina en el cerebro, lo que resulta en un aumento de la alerta, la concentración y la energía.
Sin embargo, las anfetaminas también tienen un alto potencial de abuso y adicción. Cuando se usan de manera recreativa o en dosis más altas de lo recetado, pueden causar efectos peligrosos como aumento de la presión arterial, ritmo cardíaco irregular, hipertermia y problemas psicológicos como la paranoia y la agresión.
El uso indebido de anfetaminas puede llevar a la dependencia física y psicológica, y su uso a largo plazo o en altas dosis puede causar daños graves en la salud, incluyendo problemas cardíacos y mentales severos. En algunos países, las anfetaminas están clasificadas como sustancias controladas debido a su potencial de abuso y riesgos asociados.